domingo, 23 de marzo de 2014

Salud

Risoterapia para combatir el cáncer

-todanoticia.com- Desde hace siete años, el doctor “Kelo-Kura” lleva alegría a los niños que enfermos en el Hospital Infantil de Managua.
“¡Buenos días, señoras y señores!”, grita el hombre de sombrero verde y zapatones rayados que irrumpe en la sala de Hemato-Oncología, donde media docena de niños conectados a botellas de suero lo miran sorprendidos.
La bata blanca apenas cubre el disfraz multicolor que el psicólogo Roberto Aguirre se puso un rato antes, cuando bajó apurado del autobús frente al hospital infantil “La Mascota” de Managua, convertido en el doctor “Kelo-Kura”.
De su maletín saca un globo rosa y lo infla hasta convertirlo en un corazón que le regala a la mayor de las niñas, que lo observa desde su cama, las piernas apenas cubiertas por sábanas descoloridas. María Mercedes Gaitán tiene 17 años y está agotada por la sesión de quimioterapia. Llegó al hospital hace cinco meses con un sarcoma en el pie. El payaso le besa la mano, la abraza y le cuenta un chiste que la hace reír.
“Un minuto de risa equivale a 45 minutos de relajación y a 70 minutos de ejercicio” dice Aguirre en entrevista con DPA, citando estudios médicos que revelan que la risa moviliza el sistema cardiovascular, la piel, los músculos, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
Director de teatro, bailarín y formador de payasos de circo, este médico es un personaje en el hospital infantil de la capital de Nicaragua, donde desde hace siete años lleva alegría a los niños con cáncer.
Siguiendo los pasos del estadounidense Hunter “Patch” Adams, el médico creador de la risoterapia, Aguirre aceptó el reto y se disfrazó de payaso cuando el director de “La Mascota” se lo pidió en 2005.
“Siento que esta labor la puso Dios en mi corazón”, dice al comentar su pertenencia a una iglesia cristiana (protestante). Quizás por eso está seguro de que su nombre de batalla, divertido y sanador, se lo susurró un ángel al oído mientras dormía: “Qué-locura... Que-lo-cura... ¡Kelo-Kura...!”
Al igual que “Patch” Adams, cuya historia llegó al cine, en una cinta protagonizada por Robin Williams en 1998, este psicólogo de 57 años utiliza la risa “como una técnica para liberar las tensiones del cuerpo y cargarlo de energía y actitudes positivas”.
La risoterapia es un tratamiento milenario. El antiguo imperio chino construyó templos donde las personas solían reunirse para reír, y en las culturas indígenas existía la figura del “doctor payaso” o “payaso sagrado”, hechicero que curaba a los guerreros provocándoles la risa.
Para la buena digestión
“Los bufones en la Edad Media también hacían reír al rey para que tuviera una buena digestión y en la India aún hoy existen templos sagrados donde se puede practicar la risa”, dice muy serio el doctor “Kelo-Kura”.
La explicación “científica” radica, según expertos alópatas, en que la risa reduce el nivel de las hormonas del estrés (cortisol, epinefrina y dopamina) y aumenta el de las hormonas que fomentan la salud (endorfinas y neurotransmisores). “En otras palabras, se trata de curar dando alegría, dando amor”, señala Aguirre mientras le acaricia la cabecita a Velkis Juárez, una niña campesina de 4 años que llegó a “La Mascota” con un tumor abdominal.
La pequeña estira sus bracitos para alcanzar el globo azul que le ofrece ese loco escondido detrás de la cama. “Mi niña sólo se alegra cuando viene el doctor ‘Kelo-Kura’”, dice su mamá, que también celebra las muecas del payaso.
En la cama de al lado, Wilmer Ríos no sabe de chistes urbanos y se muestra hostil frente a la ruidosa figura del payaso. Al psicólogo le cuesta más acercarse al pequeño que ya comenzó a recibir quimioterapia por un linfoma en el cuello.
Aunque no hay estadísticas exactas sobre el poder curativo de la risa, una tesis reciente realizada por alumnos de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua reveló que más del 80% de los niños con cáncer mejoraron su estado de ánimo frente al dolor después de jugar con el payaso.
Un 70% de los padres de familia calificaron de excelente el trabajo de “Kelo-Kura”, y el 100% consideró que su terapia ayuda a sobrellevar los tratamientos médicos convencionales, de acuerdo al estudio.
“Ahora, en la medicina moderna se dice que cualquier método o terapia que sirva para la salud de los niños es válida. Y yo estoy seguro de que la risa puede, incluso, mitigar los efectos brutales de la quimio o el dolor que deja una cirugía”, subraya Aguirre.
Quimio, un veneno necesario
“La quimio es un veneno directo al torrente sanguíneo, que barre con las defensas y con todo, y en muchos casos mata antes que el cáncer. Yo pienso que la risa puede contrarrestar esos efectos”, insiste el psicólogo.
En “La Mascota” se atiende a mil 200 niños con cáncer provenientesde todo el país. Cada año ingresan 250 nuevos casos de cáncer y 250 de enfermedades hematológicas, según la Comisión Nicaragüense de Ayuda a Niños con Cáncer (CONANCA). Pese a los escasos recursos del país, Nicaragua ocupa el tercer lugar de sobrevivencia de niños y niñas con cáncer en Centroamérica y el Caribe.
“Muchas veces me toca atender también a las madres y padres de los pacientes. Ellos no sólo cargan con la angustia de la enfermedad de su hijo, sino que vienen del campo y no tienen lugar dónde ir ni dinero para comer”, lamenta. Y cuando la sesión termina, los niños lo saludan sonrientes desde sus camitas. “No se vaya, doctor, vuelva pronto”, le dicen.
Para “Kelo-Kura”, la clave de la terapia es conjugar alegría con afecto y amor. “Cada día me convenzo más de que se cura más rápido el paciente que recibe amor que el que lucha solo contra su enfermedad, aunque tenga toda la ciencia médica en sus manos”.
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Germán Narvaez

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